Avilés

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jueves, 26 de mayo de 2011

Avilés limpia su imagen

Se respira un nuevo siglo XXI cargado de ilusión para los avilesinos, y se dejan ya atrás los malos humos que la condenaron. Examinaremos parte de su recuperación, retrocederemos varios años con la colaboración de algunos avilesinos, y así recordar su historia más reciente.

Tras un duro trabajo que aún continúa, se puede decir que Avilés comienza a resurgir de sus cenizas cual Ave Fénix. El gran salto del sector primario del que se vivía la villa -ganadero, pesquero, y agrícola, al secundario, con una enorme industria en menos de medio siglo, supuso un enorme reto para la reurbanización Avilés.

Mantener su casco histórico en plenas facultades, tras la gran acogida de inmigración nacional que recaló Avilés, fue algo inalcanzable durante aquella época. Recordemos que se cuadriplicó el censo en sólo 20 años, pasando de 21mil habitantes en 1950 a 81mil en 1970.

Todo este gentío que recaló en Avilés, fue acogido por un pequeño concejo con déficit de viviendas e infraestructuras de saneamiento, para los nuevos barrios obreros que se crearon. Todo ello provocó una contaminación que rompía todas las reglas de la salud.

Las gran empresa nacional siderúrgica instalada desde 1952 E.N.S.I.D.E.S.A, emitiría día y noche, los 365 días del año, cantidades incalculables de residuos a la atmósfera y a la ría de Avilés. Algo que no olvidarán nunca nuestros vecinos, o los cada vez menos ancianos, que recuerdan aún con nostalgia bañarse en la ría de pequeños.

“Esa polución incesante provocaba un polvillo permanente en casas, persianas y tejados, realmente se hacía difícil respirar, llegabas a casa y salía suciedad negra al sonarse la nariz, algo muy desagradable” –relata Alfredo de 57 años- “ENSIDESA dio trabajo a nuestros padres, pero a nosotros nos quitó salud”.

Un Casco histórico que se recuperó para poner a Avilés en el mapa turístico.

El amplio casco histórico avilesino, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1955, fue abandonado durante todo el siglo XX.

Visitar calles como Rivero, Galiana, Sol, La Ferrería (denominada así por los herreros que allí se desempeñaban) o el antiguo barrio pesquero de Sabugo, son ahora paseos casi obligados para los cada vez más turistas que aprovechan las visitas guiadas que ofrece el ayuntamiento a diario.

Pero no hace muchos años, esto era impensable, el turismo en Avilés brillaba por su ausencia, en una ciudad donde sólo se existía un hotel de tres estrellas –el Luzana- y algunas pensiones u hostales.


“Mucha gente que antes no paraba, ahora al visitarla se sorprende de su mejora, de su casco histórico, lo agradable que es pasear por sus calles, incluso edificios tan emblemáticos como el Palacio de Balsera o el Palacio de Ferrera, tanto tiempo en ruinas y que ahora un hotel de 5 estrellas” – insistía una avilesina de 54 años.

Palacio de Ferrera antes de su restauración, al fondo la Plaza de España y el ayuntamiento.

Yo algo recordaba de ese abandonado y negro Avilés, pero cuando vi el documental grabado en el 82, ahora colgado en internet, con la comparativa de la recuperación de la ciudad, ¡el cambio es impresionante!”, - nos dice un joven avilesino de 25 años- “¡Claro, quién iba a querer visitarnos!”.

Iglesia de San Nicolás de Barí, años 1982 y 2010.

Otro punto destacable es la peatonalización de las calles, donde ahora hay rutas de vinos, o se realizan espectáculos y mercados, no hace tantos años eran invadidas por vehículos y servían de aparcaderos tradicionales en la ciudad. Algo que recuerda muy bien Alfredo: Antiguamente pasaban los coches por el ayuntamiento y aparcaban allí, La calle Rivero -la peatonal más larga, de unos 600metros- era la salida habitual a la carretera de Oviedo, por lo que se invadía todo el casco urbano de automóviles.

Salir de bares por estas calles es algo nuevo, de hace pocos años, recalca: “no había ruta del vino, sino que la gente salía por la calle Bances Candamo, como primera calle así un poco popular”. “Todo el mundo se reunía en el Parque del muelle, se quedaba allí a comer pipas, dar vueltas...” “La gente no tenía ese poder adquisitivo, además siempre se iba a los típicos bares grandes como El Colón o El Busto, pero sin recorrer la zona urbana”.

La calle de La fruta (que termina en Camposagrado) era unas de las más comerciales de Avilés por no decir la que más, fue la primera en peatonalizar, y gracias a su resurgir, se siguió el ejemplo en muchas otras, una de las últimas es San Bernardo, que comunica el Camposagrado y la calle de La Cámara – la más conocida y transitada de la villa, antes también invadida por vehículos.

Entre otras cosas, los avilesinos destacan que se ha protegido todo el entorno, sin actuaciones que dañasen a los edificios, y preservando su estructura tradicional.

Uno de los trabajos más complicados fue la recuperación del Palacio de Camposagrado, una joya arquitectónica civil del estilo barroco, que durante años albergo la ferretería los Castros, y más tarde en la planta baja la Oficina de la ONCE, los últimos en desalojar el edificio. La totalidad del inmueble forma parte del Conjunto Histórico de Avilés.

Alfredo nos recuerda: “en Camposagrado estaba la ferretería antigua de los Castros, allí precisamente trabajaba tu abuelo, era una zona de mucho trajín, y lógicamente pasaban coches, la Casa de Pedro Menéndez, en la misma plaza era una casa vieja que se rehabilito. El banco Gijón que estaba haciendo esquina era uno de los bancos de más afluencia, luego ya fue el Banesto, allí justo también estaba el café Colón y era donde más se concentraba la gente”. “Por lo tanto recuperar esa plaza y el palacio era algo irrenunciable, es el centro de Avilés”.

Historia de una recuperación necesaria–Camposagrado-

El Ayuntamiento de Avilés adquirió por expropiación forzosa, aprobada por el Pleno Municipal en las sesiones del 21 de enero de 1999 y del 15 de noviembre de 2001, el Palacio de Camposagrado, formalizándose las Actas de Pago y Ocupación el 12 de marzo de 1999 y el 18 de abril de 2002.

La totalidad del inmueble forma parte del Conjunto Histórico de Avilés, declarado por Decreto de 27 de mayo de 1955, y tiene por tanto la naturaleza de Bien de Interés Cultural. Asimismo, está incluido en el Catálogo de Elementos Arquitectónicos con Valor de Patrimonio Cultural de Avilés, en la categoría de Monumento.

La redacción del proyecto de rehabilitación, así como la dirección y liquidación de las obras, ha sido realizada por la empresa Arquitectos, Urbanistas, Ingenieros Asociados, S.L., constituida por un equipo técnico multidisciplinar dirigido por Mario Muelas Jiménez y Agustín Mateo Ortega (arquitectos), en el cual se incluían especialistas en Análisis Histórico, Petrología, Arqueología, Estructura, etc...

Las obras de rehabilitación del Palacio de Camposagrado se adjudicaron por Decreto de Alcaldía de fecha 3 de julio de 2002 en el precio de 4.364.620 euros a la empresa FCC, S.A. Con posterioridad se redactó un Proyecto Modificado cuyo coste supuso la cantidad de 423.373,79 euros.

En total, 4.787.994 euros invertidos en recupera uno de los edificios más emblemáticos del gran conjunto histórico-artístico que atesora el casco urbano antiguo de Avilés.

Una extraordinaria rehabilitación

El estado de conservación del edificio antes de su rehabilitación era muy desigual. En el exterior, la piedra de las fachadas conservaba, aunque deteriorada, gran parte de su estado original mientras que en el interior el destrozo era total. Tan sólo permanecían la gran escalera de los maestros canteros y obra de la saga de arquitectos Menéndez Camina, así como algunos recercados de huecos y techos de madera en mal estado. Las obras de rehabilitación han permitido conocer mejor la primitiva vivienda medieval, así como sus ampliaciones. Se ha recuperado un tramo de la muralla del siglo XIII y un cubo o estribo descubierto en la esquina noroeste del Palacio y se han conservado un arco y grandes dovelas de la fachada primitiva. En las plantas superiores se han documentado elementos decorativos de origen bajomedieval y renacentista.

La rehabilitación efectuada ha conectado el edificio recuperado con su propia historia. Así, en el interior han sido eliminados todos los compartimentos que distorsionaban su espacialidad, al tiempo que se ha restaurado la piedra y frenado su deterioro. La rehabilitación ha incluido la conservación en el interior del Palacio de los únicos elementos originarios que se conservaban: la gran escalera barroca de los arquitectos Menéndez Camina, restos de algunos techos de madera y algunos huecos de paso recercados en piedra. Se ha introducido un lucernario plano en el patio central realizado en hierro, madera y cristal. También se han mantenido los forjados, alfarjes y techumbre histórica, incluso las dieciochescas de vigueta y revoltón y algunas zonas de falsos techos que mantienen pinturas del siglo XIX.

En el vestíbulo y la sala polivalente, ubicados en la planta del Parque de El Muelle, se integran los hallazgos arqueológicos relacionados con la historia del Palacio. En la logia o mirador se mantienen los dos arcos enfrentados en las fachadas este y oeste por los que se accedía a la muralla, lo que perpetuará el paso del adarve de la muralla por el interior del edificio. Las obras de restauración, limpieza y recuperación de la piedra de las fachadas norte y sur han logrado frenar su creciente deterioro y han permitido que la gran fachada barroca de la Plaza de Camposagrado recupere todo el esplendor del barroco.

Santiago Rodríguez Vega- ex alcalde-, nos habla cambio de imagen de Avilés:

“Avilés ya ha perdido la imagen de ciudad industrial, gris, fría y sucia. Estos atributos pesaban sobre nosotros como una losa. Hemos conseguido cambiar esta imagen. Hoy la ría de Avilés ya no es una cloaca llena de vertidos industriales, es un espacio urbano recuperado que utilizamos para pasear, para navegar y para disfrutar. La ría de Avilés ya no es la parte trasera de la ciudad. El caso histórico está lleno de vida. Los espacios urbanos degradados que ocupó la siderurgia son el espacio de nueva oportunidad donde se ubican el Centro Niemeyer y donde se van a desarrollar otros proyectos vinculados con la cultura y la innovación. Avilés hoy se percibe como una ciudad moderna, atractiva, y conectada con las ciudades más dinámicas de Europa.”

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