
Alcalde de Avilés entre 1988 y 1995, nuevamente elegido en junio de 1999 hasta 2007
¿Qué recuerda de cómo se pusieron en marcha las primeras restauraciones en Avilés, el Centro de Salud, el Museo-Escuela de Cerámica y la Escuela Municipal de Música?
Los cambios empezaron en los años 80 como consecuencia del impulso que surge de las primeras elecciones municipales del año 79. Yo no formaba parte de la primera Corporación Municipal, pero recuerdo que en aquellos años el Ayuntamiento empezó a plantear políticas que eran muy ambiciosas en comparación con lo que hacían los ayuntamientos hasta entonces. Estas iniciativas reflejaban el interés del Ayuntamiento por incorporar nuevas actividades formativas para la población en general y sobre todo para los más jóvenes, y se ubicaron en edificios del casco histórico que estaban en estado de abandono y que el Ayuntamiento tuvo que adquirir. La escuela de cerámica se ubicó en la casa natal de Pedro Menéndez (Adelantado de la Florida y fundador de la ciudad de San Agustín de la Florida) y la escuela de música en el palacio de Balsera.
Casa nata de Pedro Menéndez en el 82, ahora escuela de cerámica.
En el PGOU del 85, documento que determinara el funcionamiento de la ciudad en un periodo de 8 años, se contempló entonces un catalogo de más de 500 elementos a conservar, desde plazas, fuentes, muros, hasta calles enteras. ¿Cómo se puso en marcha ese plan?
El Plan urbano del 85 supuso una ruptura total en el modelo de planificación urbana de Avilés. Efectivamente, el plan anterior, denominado Plan Mesones, fue elaborado, creo recordar, en los años 70, y planteaba un modelo de ciudad que estimaba llegaría a los 200.000 habitantes en los años 90. Consecuencia de esta previsión exagerada planteaba un urbanismo muy intensivo con manzanas cerradas, patios interiores y ausencia de equipamientos de interés. El Plan del 85 supuso la protección del casco, la protección de las zonas rurales evitando la urbanización descontrolada, la dotación de equipamientos y sistemas generales y la adaptación del aprovechamiento urbanístico a la realidad de una ciudad que no llegó nunca a los 100.000 habitantes.
En una entrevista publicada declaraba que: “No hubo fondos siderúrgicos para la villa, y la inclusión de Avilés como beneficiaria de fondos mineros, fue una excusa” ¿Impidió esto en parte los trabajos de mejora urbana de Avilés?
Esa frase es en el contexto de la reconvención industrial de Avilés, que supuso el desmantelamiento de todas las instalaciones de la cabecera siderúrgica (cuatro altos hornos) y la pérdida de miles de puestos de trabajo. Nosotros reclamábamos al Gobierno la dotación de un fondo específico para impulsar la transformación industrial de nuestra ciudad. Nunca se dotó dicho fondo y se nos conformó con la posibilidad de participar de los fondos mineros que si estaban dotados con buena cantidad de recursos. Lógicamente, los fondos mineros invertidos en Avilés fueron muy escasos.
No impidió la mejora urbana de Avilés, pero tuvimos que buscar otras vías de financiación. Nos ha llevado nuestro tiempo y nuestras discusiones acordar una estrategia de futuro que fuese compartida por la ciudad y por la administración regional, pero en este momento Avilés es, sin duda alguna, la ciudad asturiana que más proyección de futuro tiene y que goza de una buena cartera de proyectos importantísimos para configurar un nuevo espacio urbano donde antes había industria.
Las siguientes restauraciones serían la Escuela de Artes y oficios, y El teatro Palacio Valdés. ¿Se dice que la iniciativa popular ayudó a llevar a cabo estos proyectos, que opina de ello?
Hay un sector de la opinión que trata de presentar la rehabilitación del Teatro Palacio Valdés como fruto de la presión popular, dando a entender que no era un proyecto de interés para el gobierno municipal. El Ayuntamiento ya se planteó en los años 80 este objetivo, pero también el de construir una Casa Municipal del Cultura con salón de actos, salas de reuniones, biblioteca infantil y de adultos, salas de lectura..etc. Para el gobierno municipal el problema era como financiar al mismo tiempo proyectos de esa envergadura y como priorizarlos. Luego siempre ocurre que alguien dice que determinado proyecto no tiene interés, se montan plataformas y surgen movilizaciones ciudadanas que reclaman más celeridad. Ahora los dos equipamientos están funcionando a plena satisfacción.
Uno de los últimos y más trascendentes proyectos fue el Palacio de Camposagrado, ¿Qué recuerda de su puesta en marcha?
Lo recuerdo como otra ambición que empezamos a pensar en los años 90. El Palacio, de propiedad privada, estaba en estado de abandono, con riesgo grave de deterioro y ubicado en una plaza triste y gris que funcionaba como aparcadero de coches. El Ayuntamiento tuvo que adquirirlo (año 1998) y rehabilitarlo, La rehabilitación corrió a cargo del Gobierno del Principado (70%) y Ayuntamiento (30%) porque logramos convencerlos para que se ubicase en él la Escuela de Arte y Diseño del Principado de Asturias.
Plaza de Camposagrado en los 60, aún existía la antigua ferretería
La peatonalización de la calle san Bernardo que termina El palacio, ha sido una de las últimas en su legislatura, ¿Los vecinos y la hostelería la apoyaron?
Los hosteleros al principio se oponían a las peatonalizaciones de sus calles, pero luego estaban encantados. Este fenómeno ocurrió prácticamente en todas las ciudades españolas. A pesar de algunas resistencias, los vecinos siempre han apoyado estos cambios.
Calle San Bernardo en la actualidad
¿Se esperaba la reciente firma del convenio de financiación de la nueva sede de la Escuela Superior de Arte de Avilés en el entorno del Niemeyer?, ¿algo necesario no? Ya que Camposagrado no puede acoger todas las especialidades y Valliniello necesita amplias reformas.
La firma se ha producido hace unos días. Efectivamente, Avilés contará con un nuevo equipamiento para acoger los estudios de diseño y restauración que ahora están ubicados en el Palacio de Camposagrado y el Instituto de Valliniello respectivamente. Esto permitirá trasladar la escuela de música del palacio de Balsera (que también se quedó pequeño) al palacio de Camposagrado.
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